He quedado en blanco… en realidad no sé qué decirte, muchas cosas pasan por mi cabeza y encerrado en mi pieza no puedo pensar nada, necesito tomar un poco de aire para poder des asfixiar la extraña sensación que tengo dentro de mi pecho en donde siento que cada segundo que pasa me hunde cada vez mas.
Tome mis cigarros y busque mi encendedor alrededor de todo el escritorio, no los encontré y dude por tres segundos de donde fue la última vez que los use hasta que vi ese brazalete de cuerina que había justo alado del monitor y recordé de aquel trueque que habíamos hecho con pretexto de volver a vernos para devolver nuestras cosas correspondientes.
Partí en rumbo pasando por el pasillo y luego la cocina, tomando una caja de fosforo que no cavia en mi bolsillo, seguí adelante, la puerta estaba con llaves y salte por la venta sin importar de romper algún vidrio o que hasta me pudiese cortar, necesitaba escapar por un segundo. Ya sentado en la hamaca me puse mis audífonos y encendí el primer cigarro… en los primeros segundo no recuerdo que cosas realmente pasaron por mi cabeza, solo sentía esa extraña sensación en mi pecho que aun afuera no se iba esa extraña sensación.
El humo del cigarro se extinguía a medida que el viento me consolaba haciéndome carisias en el cabello, callo mi primera lágrima inesperada, la deje correr hasta que ella muriera al llegar a mi labio. No entendía porque lloraba, no entendía de qué forma en tan solo un par de días tu pasaste de ser una persona más a alguien muy especial. Muchos pensamientos corrían alrededor mío en donde no podía ordenar ninguno, de tal manera que algunos eras más importante que otros. Mientras miraba la única estrella que lograba ver en el cielo nublado, recordaba cada cosa que era algo especial para mí en donde tú eras cómplice de todo lo que yo podía lograr hacer, entre todas las cosas que pasaron por mi mente lo que más recordaba eran esas conversaciones que teníamos en donde ambos coincidíamos y en muchos caso planeábamos juntos.
Al cabo de un rato, después de haber lamentado muchas cosas y secar miles de lágrimas que corrieron, lo que más quedo en mi mente fue parte de la primera conversación que tuvimos.
-manu –dijiste antes de que te fueras de Messenger –me prometes algo?
-dime –respondí un poco impaciente esperando alguna promesa de que si nos volveríamos a ver o que la iba a llamar.
-prométeme que si seguimos conociéndonos, no me harás llorar nunca.
Mi cuerpo se paralizo por un momento y no supe que responder, mis dedos no los podía mover y sentía un leve escalofrió que recorría por mi cuerpo en ese instante en donde el tiempo se detuvo por el tiempo que yo quise. No hallaba respuesta a la propuesta que habías mencionado, no sabía que decirte realmente, tal vez mas de alguna vez te podría hacer llorar por cualquier motivo, pero respondí con lo mejor podría hacer por ti.
-mira –murmure –no te puedo prometer que no te pueda hacer llorar –no sé qué cara abras puesto cuando leíste eso, así que, rápidamente seguí contestando a tu propuesta –pero te prometo que cada vez que llores estaré a tu lado.
Y en ese preciso momento hubiese dado cualquier cosa por qué estuvieses a mi lado. Tal vez debería haber pedido la misma promesa que me propusiste y tal vez todo sería mucho mejor…