lunes, 27 de octubre de 2008

Destino

Caminaba por la orilla de mi calle, deambulaba sin ningún rumbo ni destino que pudiese llevarme a un final… Un final que hasta desconozco. Las miradas del entorno que me rodeaba en ese instante me intimidaban, notaba como cada mirada fija se concentraba en mí y como pestañeo lubricaba el iris de esos ojos que me dejaban en vergüenza, notaba cada movimiento de sus bocas murmullando cada palabra buscando explicación alguna e intentando de razonar sin sentido. En mi mano izquierda un cigarro a medio fumar en donde el humo era consumido por la atmosfera y dispersado con el aire que corría, ese aire cálido de primavera en donde cualquier puede agarra un resfriado si te pilla mal parado. Mi hombro derecho cargaba mi chaqueta cubriendo mi brazo y en especial mi mano ensangrentada, los nudillos rotos y un vendaje mal hecho de color blanco que adquiere un rosa debido a la sangre que escurre entre los dedos.

Cuadra tras cuadra no sabía dónde me dirigía, caminaba sin sentido ni rumbo en donde tenga un final, la suela de mi zapato derecho no da abasto, siento como cada piedrecilla entra por el costado en donde me molesta aun mas que me lleva a detener el paso, al dejar mi chaqueta de lado y sacarme ese montón de tierra veo mi zapato empolvado completamente, hecho un vistazo a mis pantalones y camisa, me doy cuenta de que estaba completamente sucio en donde daba vergüenza de quién era y que nadie se sentiría orgulloso de estar a mi lado. No me importo, tome mi chaqueta, me pare y continúe caminando.

Ya bien alejado de mi casa, en calles que no reconocí pero a su vez sabía en qué dirección iba… dirección que me conducía a un final en el que desconocía y tampoco tenía ansias de llegar. Finalmente después de haber cruzado una gran avenida en donde el tranvía casi me atropella en un descuido mío de cruzar sin ver si venia algo. El chofer me pudo haber gritado muchas cosas en donde no le tome atención, simplemente me fije en su rostro de desprecio y repugnancia asía mi, en realidad no le di gran asunto ya que era mi camino. De un momento a otro veo a alguien como es asaltado en un callejón de la acera del frente, pidiendo ayuda desesperadamente, en un acto sin razonar cruce la calle (nuevamente sin mirar a ambos lado, pero esta vez no sucedió nada que impidiera mi paso en ayuda de esa mujer). Era un joven de unos 25 años aproximadamente, con un cuchillo a su mano derecha y en la izquierda tenia la cartera, mire a la mujer aterrada y vi en sus ojos muchas cosas, entre las cosas que vi lo que más me llamo la atención de que me viera como su única salvación en ese momento, pero no me importo y reaccione rápido, solté la chaqueta y empuje al delincuente, caí encima de él agarrando sus brazos, presionándolo de tal manera que llego a soltar el cuchillo y la cartera a la vez, lo mantuve unos dos minutos en el suelo en donde él saco fuerzas de su interior y logra zafarse, yo caí de espaldas y él se abalanzo hacia mí, no tenía mucha fuerza como yo, así que, lo empuje a un lado en donde me dio oportunidad de darle un gancho con mi mano derecha, me dolió ya que mi mano estaba destrozada, el vendaje se soltó aun más de lo que estaba, pero mi puñetazo fue suficiente para dejarlo inconsciente. Ayude a parar a la mujer que estaba aterrada en el suelo, la invite a tomar un refresco a la fuente de soda que estaba justo en frente, por donde venia caminando yo. Tranquilizándose por un momento, ella tomo de mis manos sin importar que estuviese manchado de sangre, me miro fijamente a los ojos y con voz temblante me dijo: “Eres un héroe, mi héroe”



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