domingo, 15 de febrero de 2009

Erotomanía

Sentado en el suelo del patio delantero de mi casa, fumando un cigarro azul que no alcanzo a ver la marca de la cajetilla y que simplemente me esfuerzo en buscarle un motivo al cual poder distraerme, los pensamientos vuelven a mi cabeza como relámpagos que pasan por los cielos dejando un gran estruendo en todo mi ser, formando escalofríos que la personas más indiferente los podrías llegar a sentir “Creer que tenga o no un problema mental, psicopatología o como le haya llamado simplemente me da lo mismo” era lo que más me abundaba cuando mi mente quedaba en blanco. Llegando a un punto a imaginar que me desprendía de mi cuerpo sin necesidad de fumar otra ver y hasta sin la necesidad de poder concentrarme en crear una fuente de imaginación en donde creía que volaba.

Que tú puedas venir y desaparecer de la tierra por un momento, he ir al lugar que tú deseas, al lugar que se plazca, es la sensación más rica que podría existir. Poder navegar por lugares a una velocidad en donde nadie se imagina y que en un parpadeo puedas encontrarte en parís y al parpadeo siguiente en nueva york, esa una sensación que nadie te la va a remplazar.

Pero lo que siempre me pregunto, porque siempre voy al mismo lugar, porque me veo recorriendo las calles que siempre he vagado en busca de algo que simplemente ya no está. Pero por primera vez tengo el mando a poca distancia para poder controlar todo lo que esté viviendo en ese momento. Cerré los ojos, me concentre en un punto fijo, una imagen, un sentido y al abrirlos simplemente me encontraba frente a la muralla de mi casa junto a mi perro a la izquierda acostado haciéndome compañía y en mi mano derecha ese puto cigarro que me mataba de apoco.

Me concentre nuevamente, pero muchas cosas pasaban por mi mente, no podía volver a crear las sensación que hace un instante había logrado, así que simplemente me eche mas sobre el suelo y cerré nuevamente los ojos, por un instante pensado en todo lo que se hablo hoy.

Aquellas palabras volvieron a retumbar mi mente y lograron tener replicas en mi corazón, de una manera que no lo esperaba, botando un par de lagrimas que fuero secadas en el mismo instante que iban cayendo. Creía imposible y lo sigo creyendo, de esa manera me excuso que no tengo esa psicopatología como dices tú, porque siempre he creído la realidad que hay y en ningún momento ha habido alguna ilusión de por medio, te lo dije, una y mil veces, lo vuelvo a repetir. “Se en lo que estoy metido y aún así sigo asumiendo la realidad, no te odio a ti, me odio mi por quererte a ti”.

No sé si veas todo esto, en realidad, me da lo mismo, mañana me voy de viajes y no se realmente si vuelva a saber de ti en un tiempo, pero… pero no sabes cómo muero por un mensaje.

Hoy fue de esos días en los que cuando despierto quiero que las cosas se vayan dando para mejor, que sin forzarlas, cada paso que das es porque nace y no porque tú lo impulsaste y creyendo tener el control de todo. Todo es para mejor y como una canción dice “el que dijo al mal tiempo buena cara…” le hice caso a mi parte de instinto. Hoy desperté pidiéndole a Dios que me deseara lo mejor, que fuese un gran día y que al final estuviese agradecido completamente, pero las cosas no terminaron como quería. Quizás terminaron como Dios realmente quería y debería haberle hecho caso a lo que seguía de la canción. “El que dijo al mal tiempo buena cara… tenia escondido en sus manos un paraguas”

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